Un laboratorio vasco abre una nueva vía para la curación del cáncer
La terapia contra el tumor pancreático diseñada por Oncomatryx actúa por primera vez contra las células que lo rodean y cuenta con un enorme potencial para curar enfermedades metastásicas de pulmón y mama, entre otros órganos.
Lunes, 23 Mayo 2022
Un laboratorio vasco ha diseñado una nueva terapia contra tumores sólidos, llamada a revolucionar por completo el tratamiento contra el cáncer. El fármaco de la compañía Oncomatryx actúa por primera vez no contra las células tumorales, como han venido funcionando los tratamientos convencionales, sino contra las que rodean la lesión, algo que los científicos denominan microambiente tumoral y que tiene la capacidad de expandir la enfermedad por el organismo. El preparado, que comienza a probarse en pacientes a partir del próximo mes de junio, ha obtenido en experimentación celular y con animales unos resultados nunca vistos hasta la fecha, tan buenos e inesperados que han sorprendido incluso a los científicos que trabajan en el ensayo.
Cuando comenzó la investigación, hace quince años, el laboratorio vasco trabajaba con la idea de diseñar la primera terapia realmente eficaz frente al cáncer de páncreas, que es uno de los más mortales. Sólo entre el 1% y el 4% de los pacientes logra sobrevivir más allá de los cinco años después del diagnóstico. El prototipo diseñado por Oncomatryx, bautizado aún con el nombre ‘OMTX705’, ha demostrado durante la investigación ser mucho mejor de lo que sus creadores imaginaban. La nueva formulación, en cuyo diseño han participado prestigiosos hospitales y universidades de Europa y Estados Unidos, ha mostrado un enorme potencial no sólo para frenar el avance de la enfermedad, sino incluso para curar otras neoplasias malignas del pulmón y la mama, entre otros órganos.
Ocho hospitales de Europa y Estados Unidos
El medicamento comenzará a probarse el próximo mes de junio en 150 pacientes de ocho hospitales, siete de ellos españoles, entre los que figura uno vasco, el Onkologikoa de San Sebastián, donde se recibirán voluntarios de toda la comunidad autónoma vasca. El octavo es el Beth Israel Hospital de la Universidad de Harvard, que liderará los ensayos clínicos en Estados Unidos. El grupo se completa con los hospitales Val D`Hebron e Instituto Catalán de Oncología (ICO), en Cataluña; el Doce de Octubre y el MB Anderson Cancer Center, en Madrid; el Virgen de la Victoria, en Málaga; y la Clínica Universidad de Navarra (CUN), en Pamplona.
La larga lista de grandes instituciones internacionales que colaboran en este proyecto avala la enorme esperanza depositada en él. La relación incluye a prestigiosas universidades, hospitales y centros de investigación de ambos lados del Atlántico. Entre ellos, figuran la Universidad de Stuttgart; la de Turin; otro centro vasco de renombre internacional, que es el CIC BioGune; el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), Onkologikoa, la Universidad de Harvard y el MC Anderson Cancer Center.
En cinco años
Las palabras pronunciadas por el consejero delegado de Oncomatryx, el investigador Laureano Simón, en la rueda de prensa de presentación esta mañana del comienzo de la fase de experimentación en humanos del ensayo evidencian la enorme esperanza que la comunidad científica internacional ha depositado en él. «Estamos abriendo una nueva vía de atacar el cáncer metastásico, tan eficaz que nos hace creer firmemente en la posibilidad de que podremos curar mucha enfermedad provocada por tumores sólidos. ¿Es demasiado optimista pensar en algo así? Quizás, pero estamos convencidos de que estamos trabajando con lo que en unos años será una parte importante del tratamiento que el oncólogo podrá ofrecer a su paciente», ha afirmado.
Las agencias del medicamento de Estados Unidos (FDA) y la española (AEMPS), perteneciente a la red de agencias de Europa (EMA), están preparadas para agilizar la autorización del fármaco en caso de que las pruebas en humanos repitan los resultados obtenidos con animales. Oncomatryx confía en que, si esto es así, ‘OMTX705’ entre a formar parte del arsenal terapéutico contra el cáncer en el plazo de cinco años.
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